En el caso de los ex-presidiarios que es el tema que trataremos, nos damos cuenta de que se encuentran en exclusión social porque al terminar su condena y entrar de nuevo en la participación social, se les dificulta su entrada en el ámbito laboral, porque las empresas consideran que es un riesgo contratar a alguien que ha sido juzgado por un determinado delito. En consecuencia se convierten en otro grupo de exclusión social como son los desempleados de larga duración, por lo que genera una situación de frustración, depresión,... evitando que la persona evolucione personalmente y su relación con los demás también se vea afectada. Toda esta confusión provoca que su integridad física y psicológica se vea afectada, ya que no es posible una reinsersión al serle negado, como he dicho anteriormente, la negación de una particupación social, política y económica.
Al final lo mas indignante de la exclusión social es que en el caso de un ex-presidiario, se le incita consecuentemente a pertenecer a otros grupos como son los sin techo por no tener un trabajo que genere ingresos, a los drogodependientes por esa soledad o simplemente a un desorden psicológico.
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